viernes, 3 de agosto de 2018

"Yo el peor de todos", de David H. Rambo


¡Título de la colección inteligente, escrito y pensado para lectores adolescentes!


                                        Prólogo

Este versario de David Rambo titulado “Yo el peor de todos”, planteado desde una riesgosa conjunción hablante-autor (o protagonista lírico), se ofrece desde una perspectiva vocativo-invocativa, en una audaz dialéctica -no del todo novedosa- entre el yo férreamente individual y una “afuera” densamente poblado.
   Ese afuera, descrito con tenacidad reiterativa, incluye una postura desencantada del ámbito social (“los otros” más que el tan manido concepto de otredad), percibido como producto de la  posmodernidad tardía y, al mismo tiempo, una visión de la ciudad o la gran ciudad que recuerda a los románticos franceses del XIX, en especial a Baudelaire y al Conde de Lautréamont.
   Pero el hablante-autor no sugiere el deseo de inaugurar una nueva “malditez”, un renacer de los poetas malditos, más bien atenerse a una tradición de la lírica occidental que las vanguardias del siglo XX, en particular el surrealismo, desarrollaron con amplitud. En México recordemos a los infrarrealistas, con una limitada propuesta de seguidismo más como actitud de “aullido revolucionario” que como resultados estéticos.
   Es decir, el tono del libro tiende a lo reflexivo desde lo existencial, que una poética del cuerpo confirma. Lo cotidiano, aun en sus banalidades, adquiere entonces categoría de implante estético e ideológico, con el valor agregado de sugerentes ars poéticas, hasta en una búsqueda del “tempo” real en la mera escritura (ver poema “7:53 a.m. = 15/10/13”).
   Ahora bien, por simple asociación, las proclividades vitales que tocan hasta lo escatológico y la estética del feísmo, conducen a la verbalización de la muerte (subtema constante) hasta aplicando el recurso de la prosopopeya. Esto lleva a surcar dos vías de pensamiento: una, la aceptación cultural de la muerte del yo y la de toda/os los de “afuera”; dos, el descubrimiento y celebración del fluir permanente de las cosas o de la fracción de la totalidad que llamamos universo.   
   En la axiología que el hablante-autor desarrolla aparece directamente una crítica y un rechazo severos de las modalidades y falsedades sociales, propias del modo de producción del capitalismo salvaje, a más de propugnar la liberación de la mujer de manera explícita. Dicha axiología se sostiene en una arriesgada sobrevaloración del papel del poeta, que contradice el verso que da título al volumen. ¿Cómo resolver esa contradicción? Pues, escribiendo, desde una verdad subjetiva, estos poemas agresivos, golpeantes, sin anestesia, de firmes ritmos y relativo canto, que pretenden tal vez resumir un estado de ánimo y de necesidad escrituraria más allá del yo y de los de afuera.



                                                               SAÚL IBARGOYEN

                                       Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Artes



                                                             (Edición Cancelada)

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